Cinco consejos para no conquistar a nadie

Posted by luis | Posted in | Posted on 8:37:00 a. m.

2


1)Insulta a su escritor favorito. Era nuestra primera cita. Luego de cenar y bajarnos dos botellas de vino, comencé, como siempre, a hablar de literatura. Para mí Bayli y Beto Ortíz son los que mejor escriben en el Perú, dije. No son escritores serios contestó ella. No aguanté y tan pronto mencionó a Coelho grité Ese es un huevón. Rocío bajó la mirada y no dijo nada, y como no dijo nada yo seguí gritando.

La noche seguía, pero la cita no avanzaba ni retrocedía. Ella se había limitado a oirme despotricar de todos los seres vivientes de la tierra sin distinción alguna. Cuando dije que eso de ir a misa era para viejas cojudas, cucufatas y cucuchis, algo me hizo darme cuenta que eso ya era demasiado. Yo soy coordinadora de un grupo religioso, dijo despacito. Luego me pidió que la acompañara a tomar un taxi, no la volví a llamar.


2) Embriágate. Hazle caso a tus amigos. Bebe toda la cerveza que puedas antes de ir a recogerla. Y si es la primera cita invítala al bar al que siempre vas y donde, según tú, la van a pasar “chévere”, no importa que ella no beba. Cuando te hayas acabado toda la jarra de sangría tu solito, intenta besarla. Si te va bien y lo logras quiere decir que hice algo mal, por que la cachetada me sigue doliendo. Encima ella trabajaba con mi viejo.

3)Intenta ligarte a su amiga. Soy inocente. Ni me acuerdo como llegó la mano de Stefany a entrelazarse como la mía. Estábamos en un matrimonio, y yo, para variar, estaba ebrio. La estaba pasando bien con ella, se notaba una chica de buen conversar y bailaba bien, pero había un problema: era la prima de Tattiana, mi enamorada. Dos veces me pidió amablemente que la suelte, la tercera nunca llegó. Se fue sin mirar atrás.

4)El fútbol siempre está primero. Flaca, si gana Alianza vengo a verte. Dina solo me miraba y sacaba fuerza no sé de donde para no llorar y decir que igual me iba a esperar. Fue mi primera enamorada, me la presentó mi compadre Lucho. Inexperto y patán como siempre, me creía todo un macho con derecho a arriesgar el cariño de quien sea en los pies de once tipos que ni siquiera me conocían.

Cuenta la leyenda negra, en realidad cuenta Lucho, que ni bien me iba, la pobre Dina corría hasta la radio y rogaba a todos los dioses conocidos que Waldir se ilumine para que ella pudiera salir a la discoteca por la noche. Alianza campeonó cuatro años después. Dina tuvo que soplarse durante más de un fin de semana, el genio de mierda de un enamorado que nunca pateó una pelota en la vida.

5)Miente siempre (o casi siempre). Si eres tímido, compórtate como el tipo más atrevido del mundo, ensaya chistes que no le hacen gracia a nadie, habla todas las tonterías posibles con tal de no quedarte callado, nunca te calles incluso cuando te des cuenta que estás haciendo el ridículo. Y cuando al final de la noche nada surja, y regreses a casa con la sonrisa fría y cachacienta de la noche pegándote en la cara, culpa a alguien más de tu mala suerte. Siempre culpa a alguien más.

34: nada que celebrar

Posted by luis | Posted in | Posted on 6:10:00 p. m.

8


Cumplo 34 años dentro de seis horas. Es jueves y tengo que trabajar mañana temprano, así que no habrá celebración. Me hubiera gustado que la vida hubiera pintado diferente al menos el último año. Pero aquí estoy un año más viejo, casi con nada de pelo, leyendo mucho y escribiendo poco. Contando mucho y rescatando menos.

Me esforcé y creo que mal no me fue por ser algo más formal. Todavía me sorprendo diciendo algo que no quise decir, o haciendo algo que no quise hacer. Sigo sin confiar en nadie. Noel me ayuda bastante con el blog, y le mando el abrazo que él no quiere darme porque dice que no le gusta eso de la abrazadera


Intenté conquistar a dos chicas, a más de dos, pero del resto es mejor no acordarse. No me fue bien ni mucho menos. La primera nunca quiso nada serio conmigo y borré su número de la agenda de mi celular. La segunda me besó un día y dijo que era “especial” tan especial, que después dijo que mi manera de ser la cansaba. Me fui y listo.

Tengo dos trabajos y vivo casi solo. No he conseguido casi nada de mérito este año salvo operarme otra vez por un tema del oído interno. Tal vez sea un mérito. Salir vivo. Después no hay más que decir. La novela que pienso escribir, o que mejor dicho ya no pienso escribir, sigue teniendo seis páginas.

Tengo seis libros en el estante que están esperando que termine el conjunto de Cortazar para empezar a leerlos. Nunca fui al estadio de Boca Juniors ni creo que iré. La bicicleta se acostumbró a escuchar mis pretextos de “estoy resfriado, mejor mañana” y entonces darse la vuelta y esperar que amanezca mejor, es fácil.

El sábado me juntaré con mis mejores amigos para hacer una parrilla que no tengo muchas ganas de hacer. Me emborracharé y extrañaré, intentaré sonreír con las bromas de siempre y luego iré a casa. Con suerte será un día rápido. Antes de dormir intentaré no pensar. Cuando piensas cuestionas tu vida.

Esto no es ni siquiera un inventario. Los inventarios se hacen cuando algo está acabado creo, y aunque a veces no tenga ganas de salir de casa sin haberme metido un tiro antes creo que mi vida seguirá. No hay nada que celebrar pero ya que estamos en confianza, la vida seguramente me “premia” con 34 años más.

En fin. Mañana voy a salir con la misma actitud de quien sale de un bar a las tres de la mañana y tiene ganas todavía de guerrearle al destino los cinco minutos de buena suerte que le debe la vida. A estas alturas, hay una frase de Jaime Baily que es como mi himno personal. “Con el paso de los años, nada ha cambiado demasiado. Sigo pensando que la felicidad está en otra parte”.