TOP FIVE (Para arriba)
Posted by luis | Posted in | Posted on 6:05:00 p. m.

El primer puesto de este período le corresponde a Noel García con 119 puntos. Escuché la noticia como si no me interesara. Habían ido algunos padres de familia. El mío no fue, no me acuerdo por qué. Ahí está conchatumay, ahí está conchatumay le decía despacito al brigadier que quedó segundo. Estaba en la primaria, y ese es uno de los momentos más bonitos de mi vida, el quinto puesto, y así mentaba la madre yo...
Me paseé como loco por todos los salones con mi libreta en mano, esperando que los mismos babosos que se reían cada vez que el profesor me resondraba dijeran algo, pero todo era silencio. Así me gusta, todos calladitos, dije imitando al brigadier. Nadie dijo nada, abrí la puerta, les enseñé mi dedo medio y me fui silvando.
Te acordaste de traerme una botellita de “Casillero del Diablo”, gracias, dice Noel, mientras dispara el relato que ya escuché veinte veces. Jugaba de milagro en su equipo, jugaba de defensa, pero nunca ha gritado tanto un gol como el que le hizo a Pepito Cáceres, así con mentada defectuosa y todo. Gol conchetumay, Gol conchetumay, a ver si me sigues jodiendo. Ese momento creo que ocupa el cuarto puesto.
Alguien le ha dicho que el vino es bueno para la gastritis así que mientras apura el vaso, a escondidas, viejo, por que si se dan cuenta, se arma la grande, me cuenta que ya casi tiene 32 años y nunca ha ido al estadio de Alianza en Lima, pero que siempre se acordará de la tribuna sur del Héroes de San Ramón. Desde ahí vio la “palomita” de Waldir Sáenz. El UTC se jugaba la baja, Alianza el campeonato, fue empate.
Fue la primera vez que me trepé a la malla de alambre, dice entrecerrando los ojos, como gritando otra vez, Gol carajo. No pude terminar de ver el partido. Me desmayé, viejo, debió serla emoción. La cosa es que escuché los mil goles que se falló Waldir y el gol de empate, por la radio, en la casa de mi tía. Alianza campeonó cuatro años después, cuando ya estaba en Trujillo, pero ese es el tercer mejor momento de mi vida.
En Trujillo viví el segundo mejor momento de mi vida. Tú sabes que me fui abandonando una carrera, y que casi nadie confiaba en mí. El día de mi graduación, fui el encargado de dar el discurso de orden. Vengué mi destino, contra los profesores, contra todos. En el video me veo sonriendo, pero en un momento se puede leer en mis labios Ahí está conchatumay. Todavía no aprendo a mentar la madre.
La botella ya está vacía y los ojos de Noel amenazan con hacerse agua cuando me habla del mejor momento de su vida. Siempre se pone así cuando habla de su hermana, y me cuenta otra vez (¿otra?) cosas que ya me contó. Yo finjo que todavía no me cuenta cuando iban al cebiche de un sol después que la recogía del desfile, o que esperaban tempranito la movilidad para ir al jardín de infancia.
Me paseé como loco por todos los salones con mi libreta en mano, esperando que los mismos babosos que se reían cada vez que el profesor me resondraba dijeran algo, pero todo era silencio. Así me gusta, todos calladitos, dije imitando al brigadier. Nadie dijo nada, abrí la puerta, les enseñé mi dedo medio y me fui silvando.
Te acordaste de traerme una botellita de “Casillero del Diablo”, gracias, dice Noel, mientras dispara el relato que ya escuché veinte veces. Jugaba de milagro en su equipo, jugaba de defensa, pero nunca ha gritado tanto un gol como el que le hizo a Pepito Cáceres, así con mentada defectuosa y todo. Gol conchetumay, Gol conchetumay, a ver si me sigues jodiendo. Ese momento creo que ocupa el cuarto puesto.
Alguien le ha dicho que el vino es bueno para la gastritis así que mientras apura el vaso, a escondidas, viejo, por que si se dan cuenta, se arma la grande, me cuenta que ya casi tiene 32 años y nunca ha ido al estadio de Alianza en Lima, pero que siempre se acordará de la tribuna sur del Héroes de San Ramón. Desde ahí vio la “palomita” de Waldir Sáenz. El UTC se jugaba la baja, Alianza el campeonato, fue empate.
Fue la primera vez que me trepé a la malla de alambre, dice entrecerrando los ojos, como gritando otra vez, Gol carajo. No pude terminar de ver el partido. Me desmayé, viejo, debió serla emoción. La cosa es que escuché los mil goles que se falló Waldir y el gol de empate, por la radio, en la casa de mi tía. Alianza campeonó cuatro años después, cuando ya estaba en Trujillo, pero ese es el tercer mejor momento de mi vida.
En Trujillo viví el segundo mejor momento de mi vida. Tú sabes que me fui abandonando una carrera, y que casi nadie confiaba en mí. El día de mi graduación, fui el encargado de dar el discurso de orden. Vengué mi destino, contra los profesores, contra todos. En el video me veo sonriendo, pero en un momento se puede leer en mis labios Ahí está conchatumay. Todavía no aprendo a mentar la madre.
La botella ya está vacía y los ojos de Noel amenazan con hacerse agua cuando me habla del mejor momento de su vida. Siempre se pone así cuando habla de su hermana, y me cuenta otra vez (¿otra?) cosas que ya me contó. Yo finjo que todavía no me cuenta cuando iban al cebiche de un sol después que la recogía del desfile, o que esperaban tempranito la movilidad para ir al jardín de infancia.
Hemos pasado buenos momentos, dice, ya mas tranquilo, y a pesar que para los hermanos menores uno es menos héroe por cada año que pasa creo que el mejor momento de mi vida fue cuando ella me dijo que quería ser como yo, dice apenas, con la voz nuevamente quebrada. No necesito más “mejores momentos”, viejo, dice, solamente te pido arregles bonito el artículo y que no pongas que soy llorón
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