Treinta y Dos
Posted by luis | Posted in | Posted on 5:39:00 p. m.

Oye, el martes cumples treinta y dos años, deberías pensarlo mejor y no cancelar la parrillada, me dice Noel. El viernes anterior pasaba sin novedad ni sentido. Ganas de hacer mucho, no tenía. La parrillada venía planeándola hace tiempo. La lista de invitados estaba archivada en mi computadora, meses atrás, sin embargo toda celebración parecía del mal gusto cuando más cerca estaba el fin de semana.
Iba a ser el Viernes, Iba a poner mi disco de los guns and roses, covereados en bossa nova, planeaba beber unos diez o quince vasos de vodka y jugo de naranja, tal vez fumar algunos cigarrillos, y hablar alguna que otra con sentido. ¿Celebrar? Celebrar exactamente qué, le pregunté a Noel, desparramando mi desgano por el departamento. Nada, absolutamente, nada ha cambiado demasiado en todo este tiempo.
Y por, decir algo, en mi vida tampoco han cambiado muchas cosas. Tal vez han cambiado sí, al darme cuenta que la inseguridad se ha convertido en la bandera de mi personalidad, que no puedo hablar en serio, que intento ser gracioso para agradar, pero el resultado es absolutamente el contrario. Puede ser que por algún designio del destino eso haya cambiado, que después de tres décadas, me haya dado cuenta.
Tampoco ha cambiado, el que comience a escribir algo con una idea definida y el resultado final, sea un texto completamente distinto al que pensé. A veces dió resultado, otras no tanto. Cambiaré, sí, el desgano que me agobia los fines de semana, cuando no tengo nada que compartir, y dejo páginas en blanco que luego me visitan en remordimiento a medianoche.
Lunes. Noche anterior a mi cumpleaños número 32. No tenía nada que hacer, nunca tengo nada que hacer. Pero algo cambió. Me animé a salir con alguien que, al igual que yo, tiene algunos fantasmas difíciles de combatir. La idea era hacer realidad una vieja fantasía que tengo desde tiempo atrás. Meternos en un cine y dejar que el día de mi cumpleaños llegue sin que me entere.
Pero quiso salir conmigo, tenía poco dinero, yo, quiero decir. Pero igual cenamos. Al poco rato me di cuenta que llevaba la vela que mi mamá iba a poner en mi pastel de cumpleaños. Bebí el acostumbrado litro de cerveza, en el lugar que acostumbro a ir solo, para que me consideren interesante, sin resultado alguno. Pero esta vez sí los astros parecían confabular a mi favor.
Hable con Anabell, de sus fantasmas, de mis fantasmas. Un viejo fantasma apareció de nuevo en la conversación, y así pasé la noche. Mi super héroe favorito fue la primera en llamar. Faltan diez minutos, dije al contestar. Ya no estoy enojada contigo, feliz cumpleaños, respondió en una mezcla de alegría y humor sobre cargado.
El día que cumplí 32 años no tenía nada que hacer, revisé mi correo para enterarme mi fantasma personal no estaba interesada en saber nada de mi vida. A pesar de los años nada ha cambiado demasiado, sigo imaginando que la felicidad está lejos de acá, leí en una columna en Internet. Feliz cumpleaños, me dije sonriendo y caminé a casa dejando mi casilla de correo abierta.
Comments (0)
Publicar un comentario