Buenos Días

Posted by luis | Posted in | Posted on 5:22:00 p. m.




No hay manera viejo. No se puede hacer nada con el corazón. Juan Ramírez, estás mintiendo. Tienes miedo, te asusta. Tienes miedo. Toda una vida caminando por el pasillo gris para no hacer nada, para ser suplente. Nunca te gustó la tele, preferías siempre la radio. Ahora te escuchan todos Juan Ramírez y lo único que se te ocurre es decir que tu corazón tiene la culpa. Que patético. Entra Ramírez.

Vamos Juan, Vamos Juan, haz lo que puedas ayúdanos, da lo mismo. Me respondiste lo mismo, que había sido con el corazón. Sonrío. ¿Hace cuánto te conozco?, ¿hace cuánto que nos encontramos en la chamba? Sé que mientes pero no digo nada. Te caigo bien, siempre te gustó la radio. ¿Te acuerdas cuando estabas en la playa? ¿Y pasaron una noticia buena? Corriste sin rumbo. Agárrenlo que se mete al mar gritaba tu vieja.




El tiempo se moría, faltaban diez. Si ellos no ganaban, campeonaba otro. Si ustedes no ganaban perdían la categoría da lo mismo, te dijo el entrenador. Acabado te grito un alcanza pelotas. Lo miraste. Dale Ramiritos, dale Ramiritos. La media sonrisa de Dieguito Alcalde, el baboso de amistad condicionada, te regresaba al mundo real. Ni una sola indicación. Todo era más simple que antes. Aguanta, Juan, Aguanta…

Faltaban cinco. No te acuerdas cuántos centros del Unión rechazaste. Debajo de tu polo, Benjamín también respiraba. El abuelo te acompañó siempre. Ahora entiendo. Fue su corazón (el de él, ¿verdad Juan?) que hacía que te eleves sobre tu pierna izquierda, sobreviviente, y rechaces con todo, Con el corazón (el de él, ¿verdad Juan?) De frentecita, como decía Karina para referirse a tu pelada, ahora bendita.

¿No te acuerdas de ningún tiro de esquina? Te ayudo. Faltaban dos minutos. Gracián había conseguido un córner para ustedes. Garnero pedía que toquen en la esquinita para que se acabe. Da lo mismo. Vino a media altura, no pensé en nada, Tano (Dolorier), la centró y bueno, yo me tiré, gol. Estás asustado, repites lo mismo para todos. Nunca te habían entrevistado, nunca. Te molesta la luz de las cámaras, te tapas las lágrimas.

¿Del resto tampoco te acuerdas? Lo sé, es difícil ver algo con los ojos hechos agua. Llorabas como un becerro, en una pampa desierta, en un estadio mudo. También han venido, dijiste antes del partido cuando, entre tanta gente viste a 7 u 8 con la camiseta del Rentistas. Los van a comer vivos dijiste. Te trepaste al alambrado como pudiste. No tenías fuerza, el viejo te ayudo. Gol, Juan.

Como tú, que has decidido retirarte, de repente ya no quiero ser periodista deportivo. Es difícil entrevistar a alguien a quien estimas tanto, mucho más si es tu hermano. Y mucho más si mi equipo ha dejado ir el campeonato. Céntrala a media altura, habló tu corazón, dices a la tele. Mentira. Fue el corazón del abuelo, ¿verdad?

Caminas por última vez por el pasillo gris, te retiras. Un niño se acerca y pregunta si eres el Juan Ramírez que le hizo un gol al Santa Fe para el ascenso, respondes. Agradece. Se lo han contado, es muy pequeño para haberlo visto. El tiempo pasa, ahora tienes 36. Te abrazas fuerte a tu hermana que todavía te llama hermanito. Lloras por que te retiras, lloras por que todavía eres su héroe. No hay nada más que demostrar. Me preguntó cómo habrá sido tu despertar. Buenos días Juan Ramírez, quisiera ser tú.

Comments (0)