El difícil trabajo de darte cuenta.
Posted by luis | Posted in | Posted on 11:39:00 p. m.
Todo pasa por algo, siempre he escuchado esa frase y no precisamente en momentos felices. Todo pasa por algo, o mejor dicho, todo no pasa por algo, felizmente que no me enamoré de ti, me dijo J. la última vez que la vi. Todo pasa por algo, se supone que hay un maldito plan del universo para hacerte entender lo que es obvio y por alguna razón no quieres ver.
Y funciona. Si no me hubiera demorado con el baboso de western union y su maldito error de tipeo que hizo enviar a otro destinatario el dinero que envié para matricularme en un curso, si no me hubiera acordado de comprar cinta adhesiva, y si no hubiera entrado a esa tienda por departamentos para comprobar que las zapatillas que quería ya se vendieron, no me hubiera encontrado con ella.
Habíamos salido un par de veces, nada del otro mundo. La pasamos bien, lo que más le gustaba era que la haga reir, y bueno, cumplí. Cuando empezamos esto de las citas fuimos al cine, a un cumple, lo de siempre cuando tratas que la otra persona quiera salir contigo siempre. Algo pasó y las ganas de llamarnos nunca aparecieron y cada cual tomó su camino sin reclamos ni rencores, bien.
Yo salía del centro comercial y ella entraba. Lo que siguió fue más o menos protocolar. Hola, qué tal, y qué has hecho, y así por dos o tres minutos. Me dan ganas de salir con ella, de escuchar cómo se ríe con ganas y conmigo, y averiguar si ha aprendido a bailar. El fin de semana voy a salir con Héctor Sosa, lo conoces se me adelanta y no me da tiempo para decír quién carajo será ese.
Dos bromas, un par de abrazos y un beso en la mejilla después, me di cuenta que mis planes para ir acompañado a la fiesta del viernes se habían derrumbado. En realidad ni siquiera me dio tiempo de invitarla, mis ganas no dieron para más y después de que nos despedimos, concluí que hice bien cuando no dije nada y terminamos hablando de cualquier cosa.
Amalio, mi buen amigo, tiene una visión clara de todo y pronostica: si ya no sale contigo no te va a tener en cuenta a menos que vos la invites pero no te tiene un lugar reservado. Yo la verdad le creo. No es un crímen cuando alguien no quiere salir contigo. De hecho me he ahorrado el tema este de estar llamando para lograr una cita con ella.
Todo pasa por algo, repito. Me entero por la siempre fiel Sofía que el sábado Roxanna, una vieja ex amiga, no quiso aceptar chocolates supuestamente enviados por mí. Ajj, ya no quiero dijo. La verdad que ni mandé nada (la idea fue de Sofi) ni pretendo, ahora, absolutamente nada con Rox. Me miró siempre con sus ojos que me hacían invisible y ahora se queja.
Lo cierto ahora es que ni me importa no salir todas las noches. No tengo con quién salir el viernes, seguramente pasearé por mi cuarto como león encerrado y maldiciendo mi suerte, pero no me dolerá tanto. Ayuda que el médico prohibió alcohol y recomendó mucho ejercicio para aliviar mi oído moribundo. Mi vida, ahora me doy cuenta, se parece al puzzle de mil piezas que me espera desafiante. El viernes, el viernes lo amenazo y sonrío.
¿Has sentido amigo que nos visitas que el destino conspira para aclararte algo que no querías asumir? Comente, amigo, comente.
Y funciona. Si no me hubiera demorado con el baboso de western union y su maldito error de tipeo que hizo enviar a otro destinatario el dinero que envié para matricularme en un curso, si no me hubiera acordado de comprar cinta adhesiva, y si no hubiera entrado a esa tienda por departamentos para comprobar que las zapatillas que quería ya se vendieron, no me hubiera encontrado con ella.
Habíamos salido un par de veces, nada del otro mundo. La pasamos bien, lo que más le gustaba era que la haga reir, y bueno, cumplí. Cuando empezamos esto de las citas fuimos al cine, a un cumple, lo de siempre cuando tratas que la otra persona quiera salir contigo siempre. Algo pasó y las ganas de llamarnos nunca aparecieron y cada cual tomó su camino sin reclamos ni rencores, bien.
Yo salía del centro comercial y ella entraba. Lo que siguió fue más o menos protocolar. Hola, qué tal, y qué has hecho, y así por dos o tres minutos. Me dan ganas de salir con ella, de escuchar cómo se ríe con ganas y conmigo, y averiguar si ha aprendido a bailar. El fin de semana voy a salir con Héctor Sosa, lo conoces se me adelanta y no me da tiempo para decír quién carajo será ese.
Dos bromas, un par de abrazos y un beso en la mejilla después, me di cuenta que mis planes para ir acompañado a la fiesta del viernes se habían derrumbado. En realidad ni siquiera me dio tiempo de invitarla, mis ganas no dieron para más y después de que nos despedimos, concluí que hice bien cuando no dije nada y terminamos hablando de cualquier cosa.
Amalio, mi buen amigo, tiene una visión clara de todo y pronostica: si ya no sale contigo no te va a tener en cuenta a menos que vos la invites pero no te tiene un lugar reservado. Yo la verdad le creo. No es un crímen cuando alguien no quiere salir contigo. De hecho me he ahorrado el tema este de estar llamando para lograr una cita con ella.
Todo pasa por algo, repito. Me entero por la siempre fiel Sofía que el sábado Roxanna, una vieja ex amiga, no quiso aceptar chocolates supuestamente enviados por mí. Ajj, ya no quiero dijo. La verdad que ni mandé nada (la idea fue de Sofi) ni pretendo, ahora, absolutamente nada con Rox. Me miró siempre con sus ojos que me hacían invisible y ahora se queja.
Lo cierto ahora es que ni me importa no salir todas las noches. No tengo con quién salir el viernes, seguramente pasearé por mi cuarto como león encerrado y maldiciendo mi suerte, pero no me dolerá tanto. Ayuda que el médico prohibió alcohol y recomendó mucho ejercicio para aliviar mi oído moribundo. Mi vida, ahora me doy cuenta, se parece al puzzle de mil piezas que me espera desafiante. El viernes, el viernes lo amenazo y sonrío.
¿Has sentido amigo que nos visitas que el destino conspira para aclararte algo que no querías asumir? Comente, amigo, comente.

todo pasa por algo... definitivamente!
El destino es cruel muchas veces. Yo estoy en la epoca que el alcohol es dañino para mi salud y no aguanto como las epocas de los 18. Ptm injusto.
Las mujeres... la verdad no sé como que le estoy perdiendo fe al amor.
El trabajo definitivamente es una ruleta rusa.
Saludos