Hoy acabó lost en Latinoamérica. Fueron seis años que he vivido pendiente de la única serie que he coleccionado y he visitado al menos dos veces por temporada.
No soy fanático ni especialista en Lost, solamente un simple aficionado que ha lagrimeado cuando se dió en final.
Gracias a mi ex jefe Giancarlo Navarro por contarme de Lost y hacer mi afición realidad, A William Vigo, a otros que se engancharon a la serie en todo en continente.
Es hora de partir, como se dice en la serie. Extrañaré a cada uno de los personajes. Gracias. hasta pronto.
- Un timbrazo. Dos. Tres. ¿vas a contestar o no? Por fin su voz.
- Hola, quién habla. El teléfono le ha parecido desconocido.
Silencio. ¿No te acuerdas de mí, Karla?
Silencio. Al fondo se escucha música. Un merengue, algo que ella, amante de Norah Jones, no escucharía.
-¿Noel?
-Por fin.
Ella ríe. Buena señal. Es que me llamas impostando la voz pues. ¿Qué, acaso eres de Telefónica?
-Sí, claro, te llamo por la deuda que tienes, bromea. Broma estúpida, pero efectiva después de todo. Ella ha reído denuevo.
-Y qué milagro que me llames.
-No sé, llamo para ver si quieres ir conmigo a eso de la obra teatral que hay.
Silencio. Esta vez la música se escucha mejor. Es una canción extraña, parece Olga Tañón.
El silencio se ha transformado en ausencia. Es un silencio que lo ha hecho pensar Puta madre no va a querer y me voy a quedar como cojudo todo el sábado en mi casa.
- La verdad no sé es que ahora va a venir una amiga y vamos a hacer monaditas para el cumpleaño de su hijo que es mañana.
-Ahhh.
Silencio, de esos silencios que joden, que te presionan para pensar algo rápido.
Mientras ella explicaba Noel ha caminado hasta la lavandería del departamento sin darse cuenta.
-Mira tú. Vas a estar de Dalina.Ella vuelve a reir.
-Pues sí
Oye y si salimos mañana. Es decir la obra va sábado y domingo.Silencio. Carajo, ahora sí estoy seguro de que algo anda mal, hace un tiempo no paraba de hablar conmigo y ahora se queda callada por cualquier cosa.
-Mira Noelito, la verdad es que estoy saliendo con alguien, te contaré.
Esta vez es él que se queda callado. Maldita sea, no debí llamarla.
-La verdad es que te digo esto, porque una vez me dijiste que es mejor decir las cosas de frente y claras, para que no haya problemas.
Se ha quedado pensando en qué decir.
-Bueno pues si no se puede, no se puede pues Karlita. De todas maneras te informo que vamos a tocar con los muchachos el viernes acá en mi depa, si quieres vienes.
Más que un relato o invitación asolapada, sus palabras se sienten como un manotazo de ahogado, un intento fallido para que ella no se dé cuenta de que está dolido.
-Ya mostró, de hecho que voy.
-Y como tú vas a estar, vamos a tocar esa de Duncan Dhu que tanto te gusta.
- Sería bueno dice ella, como recordando a Noel mirándola fijamente mientras canta esos ojos negros no los quiero ver llorar, presentando una mala imitación de Mikel Erenxtun.
- Te la puedo cantar ahorita. Es cuestión de ir a mi cuarto y sacar la guitarra.
Silencio.
-Mejor no, ya me tengo que ir. No te olvides de llamarme para eso de tu depa, me gustaría encontrarme con todos.
-Yo te aviso, y ojalá no vengas, como siempre dices que nunca te invitamos.
- Que maaaaaaaaaaaaaaaaalo, dice ella disforzada. Ahora nomás falta que me salga con esa huevada de alucinaaaaaaaa, piensa Noel. Cuánto puede cambiar una persona en dos meses.
- Nada, yo te llamo. Te cuidas. Chau
-Chau Noelito, gracias por llamar.
Ha cortado la llamada. Se queda mirando el contador del celular. Han hablado cinco minutos con treinta segundos. Oprime un par de botones y no duda cuando el menú del teléfono le pregunta si está seguro de borrar el número que ha seleccionado en la agenda.
Te ha pasado algo parecido estimado lector... te escucho, pero primero escuchemos lo que Noel quería cantarle a la dama del silencio.
Me siento solo, lo quise negar siempre, pero me siento solo.
Aceptémoslo: la pose de “me importa un carajo el mundo” no resultó.
La soledad me aplasta, los fines de semana especialmente. Se aceptan consejos.
¿Te portas mal y quieres que ella te vuelva a hablar? Eres conchudo compadre, bien conchudo.
Hasta cuándo seguiré trabajando en lo que no me gusta… buena pregunta.
Necesito una vida biodegradable. De esas que desaparecen sin dejar rastro, si nada funciona.
Está casi probado que, de un tiempo a esta parte, nada funciona.
Sofía sería una buena compañía. Me salió en verso, sin esfuerzo.
Llegar de noche a casa y comprobar que nadie te espera es una joda.
Que la chica que te gusta nunca conteste tus llamadas es una joda.
Saber que miente cuando dice “te llamo luego”, es una joda.
Aceptar que nadie está obligado a llamarte. Es doblemente una joda.
Decidir que tu vida debe ir en un sentido y caminar para el otro, no tiene explicación.
Los sábados se convierten en lunes cuando no tienes con quien salir.
Salir solo no es tan divertido como se ve en las películas.
Nunca hay un buen programa en la televisión las noches de sábado.
Mantener una actitud positiva sin resultados, da pereza.
Chico inseguro conoce a chica bonita, y ella se enamora de él. Solo en las películas, hermano.
Llamar borracho y de madrugada nunca resulta. La chica que te admiraba termina odiándote.
Necesito conocer a una chica que me invite a seguirla. No importa dónde, como Alicia, en el cuento.
No confío en nadie, ni siquiera en mí mismo. Debería, pero no puedo.
Me gustaría aprender a pedir disculpas, hasta a quien no se lo merece.
Colecciono malos momentos. Los atraigo casi sin querer. Algún talento tengo al fin.
El departamento queda grande. Y la vida también.
El fútbol atrae a las chicas, si lo juegas. Si solamente lo miras, estás perdido.
La sinceridad esta sobrevalorada. Definitivamente es mejor mentir.
La única mentira que sirve es decir que estás bien cuando estás mal.
Nunca te crees que estás bien.
Dejas de ser el héroe de tus hermanos cuando ellos crecen.
Debe ser bonito que tus hermanos menores digan que aprendieron algo de ti.
Debería haber un Día del hombre invisible, para festejar como se debe.
¿Por qué me miras de ese modo? ¿Acaso tengo un cartel en la espalda que dice “Ayúdame”?
Creo que sí, creo que sí.
Qué frase te gustaría agregar, estimado lector? comente amigo, comente. La canción es de Qbo, me hiso acordar de J. con quien me llevaba bien hasta que salió el baboso que habita en mí.
Todo pasa por algo, siempre he escuchado esa frase y no precisamente en momentos felices. Todo pasa por algo, o mejor dicho, todo no pasa por algo, felizmente que no me enamoré de ti, me dijo J. la última vez que la vi. Todo pasa por algo, se supone que hay un maldito plan del universo para hacerte entender lo que es obvio y por alguna razón no quieres ver.
Y funciona. Si no me hubiera demorado con el baboso de western union y su maldito error de tipeo que hizo enviar a otro destinatario el dinero que envié para matricularme en un curso, si no me hubiera acordado de comprar cinta adhesiva, y si no hubiera entrado a esa tienda por departamentos para comprobar que las zapatillas que quería ya se vendieron, no me hubiera encontrado con ella.
Habíamos salido un par de veces, nada del otro mundo. La pasamos bien, lo que más le gustaba era que la haga reir, y bueno, cumplí. Cuando empezamos esto de las citas fuimos al cine, a un cumple, lo de siempre cuando tratas que la otra persona quiera salir contigo siempre. Algo pasó y las ganas de llamarnos nunca aparecieron y cada cual tomó su camino sin reclamos ni rencores, bien.
Yo salía del centro comercial y ella entraba. Lo que siguió fue más o menos protocolar. Hola, qué tal, y qué has hecho, y así por dos o tres minutos. Me dan ganas de salir con ella, de escuchar cómo se ríe con ganas y conmigo, y averiguar si ha aprendido a bailar. El fin de semana voy a salir con Héctor Sosa, lo conoces se me adelanta y no me da tiempo para decír quién carajo será ese.
Dos bromas, un par de abrazos y un beso en la mejilla después, me di cuenta que mis planes para ir acompañado a la fiesta del viernes se habían derrumbado. En realidad ni siquiera me dio tiempo de invitarla, mis ganas no dieron para más y después de que nos despedimos, concluí que hice bien cuando no dije nada y terminamos hablando de cualquier cosa.
Amalio, mi buen amigo, tiene una visión clara de todo y pronostica: si ya no sale contigo no te va a tener en cuenta a menos que vos la invites pero no te tiene un lugar reservado. Yo la verdad le creo. No es un crímen cuando alguien no quiere salir contigo. De hecho me he ahorrado el tema este de estar llamando para lograr una cita con ella.
Todo pasa por algo, repito. Me entero por la siempre fiel Sofía que el sábado Roxanna, una vieja ex amiga, no quiso aceptar chocolates supuestamente enviados por mí. Ajj, ya no quiero dijo. La verdad que ni mandé nada (la idea fue de Sofi) ni pretendo, ahora, absolutamente nada con Rox. Me miró siempre con sus ojos que me hacían invisible y ahora se queja.
Lo cierto ahora es que ni me importa no salir todas las noches. No tengo con quién salir el viernes, seguramente pasearé por mi cuarto como león encerrado y maldiciendo mi suerte, pero no me dolerá tanto. Ayuda que el médico prohibió alcohol y recomendó mucho ejercicio para aliviar mi oído moribundo. Mi vida, ahora me doy cuenta, se parece al puzzle de mil piezas que me espera desafiante. El viernes, el viernes lo amenazo y sonrío.
¿Has sentido amigo que nos visitas que el destino conspira para aclararte algo que no querías asumir? Comente, amigo, comente.
Había prometido frente a mi espejo no volver a salir solo. Te sientes extraño, observado, fuera de todo. Salir solo es lo mismo que ir a una fiesta sin ser invitado vagas de un lugar para otro con la misma sensación de estar sobrando, ruegas sin éxito que una cara conocida te salve del millón de miradas que se posan en ti y preguntan quién eres.
También había estado en el Gruta 100 la noche anterior. Noel me había llamado a la una de la madrugada. Vente huevón, el ambiente está de la puta madre. Me puse el primer jean y polo que encontré. A pesar que no había un puto taxi en la calle me ingenié para llegar y a la una y media ya estaba mirando como Noel no podía mantenerse en pie.
Estábamos bailando con dos chicas que encontramos en el local y miraban con recelo como Noel las miraba con mirada perdida mientras se aferraban temerosas a sus carteras. Calculé que a ese paso iban a querer bailar cada vez menos con nosotros. Mejor te llevas a tu amigo dijo una, nosotras ya nos vamos.
Aprovecho para ir al baño del segundo nivel. Las chicas se han unido a un grupo de patas que estaba en la mesa de al lado. Han arrimado a Noel a un rincón, como si no existiera. Los observo mientras termino mi cerveza. Dado el patético cuadro que presenta mi fin de semana es el momento justo para largarse.
Hay dos chicas solas en el segundo nivel. Hola, me arrigesgo, saludo y acerco mi vaso para hacer salud, Hola, sonríe, tu amigo está bien ebrio, debes llevarlo a su casa, Te parece, Sí, me parece. Es más baja que yo, pero tiene una sonrisa que ilumina, le digo que tiene una bonita sonrisa, no uso la frase “que ilumina”, sonaría patético, sonríe más, bailamos.
Le pregunto dos veces su nombre y no consigo memorizarlo, Es que es japonés, explica. Cuenta que es maestra de Educación Inicial, que paso todas las mañanas por el Davy, el colegio donde enseña, que escucha la misma música que yo, y que por primera vez en mucho tiempo la estoy pasando de puta madre.
Trato de que los temas de conversación no huyan de mi mente como a veces pasa, trato de no decir bromas que solo entiendo yo y terminan ahuyentando a la gente que conosco como siempre pasa. Dudo en si pedirle su teléfono o no, en si invitarle una cerveza o no, en si seguir bailando o sentarnos, en ir a averiguar si Noel sigue respirando.
No quiso darme su número. Si vienes mañana, entonces bailamos un rato, y si me preguntas de nuevo, de repente te doy mi número. Antes de que ella se vaya le había soltado el rollo ese de que nada pasa sin ninguna razón y que la borrachera de Noel era la razón para que ella me conozca, pero mucho resultado no dio.
Estoy en el Gruta 100 y estoy ebrio. Ella nunca llegó. Pasé la tarde imaginando qué iba a pasar si la encontraba de nuevo. Lo único que es cierto son las dos jarra de cerveza que he tomado, el mareo que siento y las inmensas ganas de largarme de aquí robándome el vaso cervecero que tengo en el bolsillo. ¿Destino? Destino mis pelotas.
Debe haber alguna manera de impedir que bese a Karla cada vez que la vea y me decida de una buena y puta vez ser su amigo. Nunca fui bueno para tener amigas. Ella es una buena opción. Ser amigos, compartir cosas sin que eso signifique contarle mis secreto, y si alguna vez si todo se jode y nos hacemos enamorados, pues bueno.
Eso no pasó con J. debe haber alguna manera de acercarme nuevamente a ella y sacarme de una buena vez esta nostalgia que me tiene tan pendejamente confundido cada vez que pienso en sus labios. Mandarle un correo electrónico no va a servir, la última vez le respondí mal un correo donde me saludaba por mi cumpleaños. Borré su número de mi agenda además.
Debe haber alguna manera para dar la impresión de ser un tipo seguro de mí mismo. mis nervios siempre me traicionan. Como cuando conocí a Janis en el cumpleaños de Marcela, la esposa de mi amigo Pedro. Llegué tarde y solo, la amiga con quien iba a ir me dejo plantado como siempre.
En fin, Janis estaba en las mismas que yo, salvo que a ella se la nota tan segura. Trabaja en una empresa grande de mi ciudad, por alguna razón, que atribuyo al alcohol, le parecí un tipo para conversar un rato que se prolongó durante toda la fiesta. Pedro me jodía con eso de sácala a bailar, no seas huevón, pero entre la duda y tomarme un trago, elegí lo segundo.
Para no quedar mal, la saqué a bailar una salsa, a ella le gusta la salsa y cuando ando medio borracho bailo bien, pero sigo haciendo estupideces, sin saber cómo la lata de cervez que iva a abrir se me cayó de la mano. No vidriso que limpiar pero tuve que beber rápido la espuma que salía a presión del maltido cilindr. Janis no le iba a dar su número a un tipo así. No me lo dio.
Debe haber alguna manera para evitar que las palabras que dice Sofía no me dejen dormir. Siempre tiene frases de ese tipo, por eso quise evitarla cuando la vi en la plaza de armas anoche, pero es casi imposible escapar de ella, así como es imposible también que no terminemos en el Mc Cuys ecuchando al mismo grupo de covers y conmigo contándole por enésima vez los líos que me hago a veces gratuitamente.
Hasta Sofía se ha cansado de mis ganas de besarla mientras le hablo de otras chicas. Antes no le importaba, pero anoche por fin sucedió lo que le hice jurar que nunca iba a suceder. Imagino que mientras se levantaba de nuestra mesa para pagar su Cuzqueña de trigo tuvo ganas abofetearme mientras le pedía que se quede por favor. No más, Noelito, dijo y se fue.
Me quedé diez minutos más en el bar. Que Sofía me abandone es demasiado. Son sus palabras las que no me abandonan: déjate de huevadas, Noel, la vida no va a esperar a que seas Jimmi Hendrix, o Saramago o quien carajos quieras ser. Si quieres hablar con J, pues hazlo, si quieres andar sin rumbo por aquí, no te voy a acompañar, pero si te quieres desahuevar, como te digo, fíjate un punto y síguelo, pero no vengas todos los fines de semana con el mismo cuento.
La vida te cobra Noel, me digo mientras trato de concentrarme en la vía y no estrellarme en la bicicleta. Debe haber una manera para evitar todo esto. Debe haber una puta manera, más que todo, por que si el amigo destino se anima alguna vez a plantarse frente mío y cobrar todo lo que le debo, no tendré con qué pagarle. Nunca tengo con qué pagar.
30 de diciembre. Vago por el Kinde sin saber qué diablos hacer para el fin de año. Un par de rostros se hacen conocidos. Sí, es Karla. Yo te imaginaba en Cuzco, qué haces acá, pregunto. Me cuenta que se iba a ir, pero algu de último minuto apareció y aquí me tienes, de regreso y trabajando. Oye me tengo que ir, pero llámame pues, tú tienes mi número, a ver si salimos.
Dudo entre mentirle que la llamaré o decirle la verdad: he borrado su teléfono de mi agenda. Cuando le pido nuevamente su número, su carara ya se había transformado en resentimiento puro. Pero si nunca me contestabas, y además te habías ido, intento defenderme, le pido su número otra vez. Ella me da la espalda y desaparece de mi vista.
¿Yo te gusto? Me pregunta Sofía luego de besarme rápido, en los labios y cuidando que Guillermo, su novio, no se de cuenta. Le respondo que sí, pero no me cree. Le repito que me gusta, pero que somos amigos, en realidad no me gusta, pero no soy tan estúpido para decirle lo contrario, opto por el recurso de que la amistad es más valiosa que todo.
Aguanta mis explicaciones mirando al suelo. Qué lástima por ti, eres un buen amigo que me provocaría violar de vez en cuando y con un par de tragos de más, alcanza a susurrar antes de que Guillermo se acerque a nosotros con su andar de pitufo tontín (así tontín y todo estuvo a punto de embarazarla dos veces) y nos invite a tomar una copa más.
Noel, en tu reporte faltan dos entrevistas, ¿qué ha pasado? Pensaste que no se iba a dar cuenta, pero ahí está tu jefa retando a tu capacidad para inventar historias. Justo a ti, al tipo más creativo del equipo no se te ha ocurrido nada. Ni un solo pretexto que te salve de esta cuando más lo necesitas. Piensa Noel… piensa por la puta madre.
Pudiste decirle que ya están sistematizadas pero que olvidaste el usb en casa o que enviaste el archivo por correo, pero que hay problema con la versión del documento. Tu pinta de chico bueno pudo más: le contaste que no habías terminado el trabajo. Te escucho y volvió la vista a su reporte. No puteo, no dio prórroga para tu presentación. No dijo nada. Hubieras preferido que te putee. Al menos así sabrías que está pensando. Sabes que piensa Este es un huevón.
Hay luna llena en la noche de fin de año. La luna llena es una razón más para que me beses, le digo a Jen en un intento patético de conquista. Jen me besa y me pide que la llame al día siguiente. Noel me llama desde otra fiesta, Vente huevón, está chévere el ambiente. Son las cinco de la mañana, No vayas, me pide Jen, algo malo puede pasarte, la gente está muy borracha ya.
Es el primer día del año. La cabeza me estalla, tengo sed. Quiero vomitar. No recuerdo quién ha pagado el taxi hasta mi casa. En lugar de pulserita que Jen me ha regalado está el sello de el Ovni, no debí ir a la otra fiesta, no debi perder la pulsera. Podría decirle que la tengo guardada, pero ella siempre se da cuenta cuando miento.
Hace dos días que Jen no me contesta las llamadas. He intentado explicarle que esas cosas siempre pasan, que no ha sido mi intención perder la pulsera, que de repente la tiene Noel, por algún motivo debí habérsela prestado. Se me ha acabado el repertorio de mensajes de voz. Aparece un mensaje en mi teléfono móvil. La pulsera era de su abuelo. Baboso te odio.
Es cuatro de enero. Jen sigue como desaparecida y Karla ha fingido no reconocerme en la calle. Sofía me sigue enviando su cuerpo desnudo a través de correos electrónicos. Y yo sigo caminando a ciegas con mi vida a cuestas. A penas estoy seguro de algo 1) Mi capacidad para hacer/decir estupideces sigue intacta. 2) Las mentiras piadosas funcionan a veces. 3) la sinceridad está sobrevalorada.
ESTE POST ESTÁ DEDICADO A UNA COMENTARISTA ANÓNIMA QUE ME DEJO UN MENSAJE EN EL ANTERIOR POST (QUIEN DIABLOS ERES). espero conocerte un día... te debo un abrazo.