100 mil homenajes

Posted by luis | Posted in | Posted on 7:32:00 p. m.


El año pasado, me enteré que cuando era joven, mi viejo tenía un sueño que siempre compartía con sus amigos: quería que su hijo fuera futbolista. Ir al estadios, sentarse en una tribuna cualquiera, y contarle al de al lado que ese que ha salido con la cinta de capitán, ese que saluda a la tribuna, es su hijo. Sí señor, ese era su sueño.

Le fallé. Los únicos goles que he metido en mi vida, han sido cuando estaba cobijado bajo el caluroso abrigo de mis frazadas. Los dos goles sirvieron para darle la Copa Libertadores a mi Alianza Lima, el rival del equipo de mi viejo. Los vi solamente yo. Él no los hubiera celebrado, seguramente sí, pero con un poco de disimulo...


Mi carrera futbolística se terminó en la primaria, creo. En el campeonato “interfilas” de mi salón. Jugaba de marcador izquierdo, con el número cinco. Mi viejo había gritado todo el tiempo para que no me desconcentre, Ese cinco vaya a su sitio, ese cinco, corra corra, marque, marque, y yo corría, metía, empujaba, me tiraba al suelo, todo un loco Enrique cuando vino a jugar por Alianza.

Faltaban cinco y nos estábamos metiendo a la final. Faltaban tres. Mentiría si digo que me acuerdo quien metió el último centro. No miento cuando digo que justo en ese momento volteé a preguntar cuánto faltaba. Alcancé a pellizcar la pelota y casi rechazarla. El que hacía de central se quedó y lo avivaron. Gol de ellos. Ganaron.

No volví a jugar en serio, y me dediqué, primero a los libros, a mitad de la secundaria a la bohemia, y luego a los libros otra vez. Las zapatillas sirven ahora para luchar contra una panza que se anima a crecer un poco más cada día, mientras la máquina de abdominales sueña con ser utilizada en un tiempo cercano.

Voy al estadio de vez en cuando, el viejo no quiere ir cuando lo invito. Seguramente la nostalgia lo invade y cuando un equipo sale a la cancha su corazón suspira al imaginarse que ahí salgo yo también. Me hubiera gustado darle el gusto, pero tengo dos piernas izquierdas. Qué se va a hacer pues.

Trato de copiarlo en dos de sus pasiones: el fútbol y la familia. Somos una familia unida, por que al lado de mi vieja, nos ha enseñado todo el tiempo, el valor del amor y la amistad. Hay muchas maneras de jugarle un campeonato a la vida, yo lo juego en el trabajo. Me pongo nuevamente la cinta de capitán y me juego a corazón abierto la posibilidad de dejar bien puesto el apellido de mi viejo. Ojala que ahí no lo decepcione.

Y por eso, hoy cuando celebro imaginariamente el post número cien de las cortinas de humo, escribo acerca de él por que es su cumpleaños. Y no me importa que nunca lea estas palabras, es que no sabe que el blog existe. Me conformo con que sepa, que a pesar de mi extraña manera de demostrarlo, lo quiero harto. Me conformo con que sepa que siempre será mi amigo

Comments (7)

Un padre siempre es buen motivo para escribir unos renglones, me haces sentir que no soy el único que dejó a su padre con un sueño así.

porque tdos los padres iensan que su hijo quiere ser futbolista

mi viejo (que se murió hace 26 años) no alcanzó a decirme su sueño para mí. pero mi mamá se ocupa de recordarme que siempre quiso ser ingeniero. yo soy arquitecto, pero me consuelo en pensar que también le hubiese gustado.

un gran abrazo.

Bueno, supongo que creciste, y tu padre descubrió la realidad del fútbol peruano.

Es una buena memoria respecto al padre.

(PD: Disculpa mi ignoracia o ingenuidad, ¿a qué fuente te refieres? ¿Al color de la letra o a los colores de la foto?)

O máximo!gostava que fosse a:arte-e-ponto.blogspot.com

Debe ser el sueño de casi todos los padres futboleros de hijos varones no?! PObre mi hermano mayo, lo volvió loco de chico con las presiones!!

Me gusto tu artículo,muchas gracias por darnos eso,sigue adelante,aqui te dejo mi blog aver si lo visitas un dia :P es

http://unjovenescritor.blogspot.com/