Ser alguien
Posted by luis | Posted in | Posted on 10:59:00 p. m.

Soportar seis horas de viaje todos los fines de semana. Casi nada en la mochila casi nada en los bolsillos. Planeo, semidormido, historias que no recuerdo despierto. El dolor en la rodilla que avisa de algo malo, nunca hago caso. Mientras en taxi desfila en sentido contrario al millón de luces, preparo el sencillo para pagar.
¿Qué es lo que me impulsa a tragarme un viaje “a la antigüita”, en un bus que nunca tiene ni tendrá terramoza, ni comida, ni baño y, me atrevo a pensar que si fuera por el administrador, tampoco habría ni chofer? Ahorro es progreso, además si el terminal queda a la vuelta de mi casa, ¿por qué voy a pagar de más? La próxima semana viajo en Linea, digo. Sí, claro. Sí como no, como diría Wendy.
¿Qué es lo que detiene mi sana intención de patear -hasta que mi pierna no pueda más- la puerta del chofer para avisarle que hace dos horas la película pirata doblada al español, con todos los –oshtias, cojonesh, gilipollash del mundo- se ha quedado congelada y nadie de su “tripulación” se ha dado cuenta?. El sueño, el aburrimiento, la certeza que nadie me hará caso, vaya usted a saber.
¿Aprenderé a hablar como español gracias a los viajes que hago según yo, para ordenar mi vida? ¿Hay un acuerdo en todas las líneas de transporte para poner películas malas? Dentro de todo hay algo bueno. Si es que viajas un viernes, y la película es malísima. No te preocupes, el domingo te tocará el mismo bus y ¡Oh! La misma película. Si te pareció lamentable la primera vez, quizá la segunda haya más suerte.
¿Está permitido tirarse todos los pedos que quieras sin importar que tu compañero de viaje quede al borde del colapso respiratorio? Eso pensaba mi compañero. Si sabes que vas a viajar, ¿Para qué diablos vas a una frejolada, comes de todo y encima para asentarla te tomas una chela helada? El tarado compañero mío nunca me contestó. Se hizo el dormido al son de sus flatulencias nomás. Si no te gusta, cámbiate de asiento
Miro el reloj cada media hora. Me he subido en un bus o colectivo. Suben cien personas “de ruta”, todas sin bañar, para qué te vas a bañar, si igual sudas en el viaje. Me han pisado 1245626 veces, no me importa, la rodilla lesionada late a mil, tengo que estirarla. Me duele pues. Qué voy a hacer.
Siempre que llego. Intento recuperar algo del pasado, pero sus protagonistas, tienen ahora vida nueva. Quizá podamos hacer algo la próxima semana, casi suplico a K, mi mejor amiga, en esos tiempos, mientras ella mira hacia otro lado buscando una razón para decir no.
Debiste estudiar antes, cuando eras más joven, dice la vieja. A mis casi veinte y trece, no me siento viejo. Sigo cometiendo los mismos errores. Entonces lo de la edad, no importa, además como dice la canción, No hay que llegar primero, sino hay que saber llegar, respondo alzando como bandera mi pretexto favorito para casi todo. Solamente que, por estos días, y mientras sobo la rodilla súper poderosa ni yo me la creo
Tienes la oportunidad de ser alguien, suena la voz en mis sueños. La ducha helada ayuda a despertar. Aquí, mi voz suena respetada, me gusta lo que estoy estudiando. Tengo la oportunidad de ser alguien, por eso aguanto todo. Esta vez, no la desperdiciaré
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