Miedo
Posted by luis | Posted in | Posted on 7:20:00 p. m.

Ya en Conga, mientras conversaba con Dana, no se si antes o despues de ir al Usha Usha.
Miedo es sinónimo de pánico. Cuenta la mitología que antíguamente, el dios Pan, se divertía asustando a al que podía. De unir “Pan” y “oiko” (casa) tenemos la palabra panikus, que significa “El miedo que da la casa". Pan, vivía en una cueva. El miedo es el método de defensa más conocido en el ser humano. Todos tenemos miedo, yo tengo miedo...
Miedo de reconocer que no se pueden tomar desiciones basándose en los temores, como dice un amigo mío, el problema es que siempre he decidido mi vida apoyándome en ellos. Miedo a planear mi vida cada cinco años, como debería ser, cuando la mayoría de la gente que me conoce sabe que planifico mi vida cada cinco segundos. Miedo a llevar flores a la tumba del pasado, un pasado que ignoro si está enterrado de verdad.
Siento miedo, cada vez que tomo parte en algún maldito juego de mesa con mis amigos. Siempre que apostamos a beber un trago de cuba libre cada vez que uno pierde, termino en borracheras vergonzozas, irrepetibles e impronunciables. A lo lejos puedo distinguir la risa de quien debería ayudarme. Pero ya sabes como son los amigos, cuando se trata de hacer chacota.
Es invitable que sienta miedo de caerme cada vez que camino sobre fango. No sé por qué, siempre tengo que dar el primer paso con el pie izquierdo para sentirme seguro. Cuando camino por esos terrenos, siento que el mundo se pone de acuerdo para mantenerse en silencio, esperando que me resbale y así reirse a carcajada limpia, mientras mis intentos por pararme rápido entran en la categoría de lo ridículo.
Es imposible no hablar del miedo a ciertos fantasmas del pasado que aparecen cada cierto tiempo para malograr mi estado de ánimo. Como si no fuera suficiente recordar a cada momento que pude, quizá, construir una mejor carretera para transitar mi vida. Como si no fuera suficiente el millón y medio de métodos fallidos.
Miedo de reconocer que no se pueden tomar desiciones basándose en los temores, como dice un amigo mío, el problema es que siempre he decidido mi vida apoyándome en ellos. Miedo a planear mi vida cada cinco años, como debería ser, cuando la mayoría de la gente que me conoce sabe que planifico mi vida cada cinco segundos. Miedo a llevar flores a la tumba del pasado, un pasado que ignoro si está enterrado de verdad.
Siento miedo, cada vez que tomo parte en algún maldito juego de mesa con mis amigos. Siempre que apostamos a beber un trago de cuba libre cada vez que uno pierde, termino en borracheras vergonzozas, irrepetibles e impronunciables. A lo lejos puedo distinguir la risa de quien debería ayudarme. Pero ya sabes como son los amigos, cuando se trata de hacer chacota.
Es invitable que sienta miedo de caerme cada vez que camino sobre fango. No sé por qué, siempre tengo que dar el primer paso con el pie izquierdo para sentirme seguro. Cuando camino por esos terrenos, siento que el mundo se pone de acuerdo para mantenerse en silencio, esperando que me resbale y así reirse a carcajada limpia, mientras mis intentos por pararme rápido entran en la categoría de lo ridículo.
Es imposible no hablar del miedo a ciertos fantasmas del pasado que aparecen cada cierto tiempo para malograr mi estado de ánimo. Como si no fuera suficiente recordar a cada momento que pude, quizá, construir una mejor carretera para transitar mi vida. Como si no fuera suficiente el millón y medio de métodos fallidos.
Miedo a apostar lo que sea, por que siempre pierdo. Miedo a soñar que Alianza pierde al domingo siguiente y que la pesadilla se haga realidad. Miedo de que descubran que no soy tan buen escritor como dice la gente. Miedo de que descubran que me cuesta un mundo ser espontáneo cuando hago mi trabajo. Miedo de que descubran que no me gusta mi trabajo, Miedo de que descubran que no trabajo.
Miedo a depender, de una, dos, o cien llamadas telefónicas. Tengo miedo de apretar, cada vez que veo aparecer cierto nombre, aquel botoncito rojo del celular, del cual tanto me han hablado. Miedo de no contar mis secretos. Doble miedo a que nadie lea lo que escribo. El más grande de mis miedos, aquel que se lleva toda la gloria de mi vida temblorosa, es el miedo a cerrar historias que no me acuerdo como empezaron
Comments (0)
Publicar un comentario