MORNIG GLORY

Posted by luis | Posted in | Posted on 12:00:00 p. m.

No existe nada en esta noche que nos pueda hacer felices, sobre todo cuando el día ha terminado como termina una canción que no queremos rebobinar. Cuánto poder tienen las palabras, sobre todo cuando están ausentes. Noche de jueves, el fin de semana respirando en la nucame, y yo siempre sin nada que hacer.

Estas escribiendo estupideces, había dicho mi el editor sobre la columna anterior. Ahora tenía dos opciones: O escribía una de esas historias que “pasan a diario en la ciudad viejo, hay que buscarlas” o la columna no salía más. Así de fácil, así de sencillo, nada más claro que como cuando tienes un editor siguiendo el juego de tus manos sobre las teclas...



No hay más historias, no pueden haber más historias, lo he escrito todo, supongo, pero según él estoy escribiendo idioteces. Hace tiempo que debí largarme ese trabajo infame, pero sigo aquí, viernes tras viernes tratando que el lapicero diga algo digno de repetir. Aquí estoy como siempre el cigarro de un lado y la cerveza sin espuma del otro.

El estéreo del “House”, trataba de emitir una buena canción de Oasis (what is the story morning glory/d´ you need a litle time to wake up?), mientras, hundido en la nada, clamo por una buena idea. Ya no me gusta el “House”, antes se podía ir a escuchar buena música, hablar de arte y cosas así, pero se ha convertido en un gran desfile de modas.

Acá, en el "House" no se puede escribir, de hecho. Dos niñas que reemplazan la “s” con la “j”, se han acercado a preguntar si soy el que ejcribe la columna que sale en el diario. Sonriendo les he dicho que sí, que sí soy. Pucha que bacán, que ejcribes flaco, ojalá que nos veamos en la “dijco” para bailar un rato, Vas a la dijco ¿no?

Mejor por que no vas a buscar tu cerebro, pienso, mientras el papel en blanco dice que es mejor que nos quedemos a tomar un trago, siempre hay tiempo para un vodka tónic. Pasé toda la noche tratando que dos ex vecinas mías me reconozcan. Soy yo, Ramiritos, jugábamos juntos cuando éramos niños, les gritaba, Dijculpa, me dice una, no te conojco, no me joas.

Son las cinco de la maña y estoy ebrio. He explicado hasta el cansancio a la seguridad del local que no quiero molestar a la señorita, solo quiero que me recuerde. Cuando salgo del local, alguien grita Hey ejcritor, que vas a sacar mañana, Mi carta de renuncia, contesto, mientras un chorro de vodka regresa a mi boca desde el estómago.

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