Salú por eso
Posted by luis | Posted in | Posted on 11:20:00 p. m.
Seguía en Panorama, y conocía Patricia. Me cambió la concepción del mundo barrio. lo máximo para abrir una cerveza con todo aquello que tenía filo... te extraño Patty.. o "patrisha" como te dije que se pronunciaba tu nombre en inglés
Salud por eso.
He brindado toda la tarde por la luz del antro donde te conocí. Así comenzaba, así comienza el poema que te iba a regalar. Es verdad, que ahora, después de tiempo, he regresado al lugar donde te conocí. Hubieras ido conmigo, esta igualito el “Sunhome”, si hasta me he sentado en la misma mesa pintada a mano con un diseño de ángel que, decías, era tuya.
He brindado por muchas cosas hoy día. Por ejemplo, a las tres de la tarde, brindé por el foco del poste que está cerca de tu casa y que nunca enciende. Hice esfuerzos por acostumbrarme a verte, ahora sí, ahora no, según el capricho de la luz, pero no pude. Un día de estos me voy a vengar de él. He estado entrenando y se que una piedra bastará para apagar definitivamente ese ojo tuerto de luz.
Dije salud, por el día en que me dijiste sí, queriendo decir no. Ahora sé que quisiste decir no. No hubo falta de explicación, por que las explicaciones únicamente sirven para aplazar la agonía. Te confundiste, pensaste que era mejor persona, todos nos equivocamos, no te culpo. Fui mejor persona, sí. Por eso no dije nada cuando tu mejor amiga quiso salir conmigo.
He perdido el trabajo que tanto odiabas. No asistí a trabajar hoy. Nadie puede trabajar con una mala noticia a cuestas, y cuando me enteré, decidí acabar con todo lo que me unía a ti. Ser escritor no es una profesión, decías cada vez que me encontrabas tendido boca arriba en el jardín tratando de encontrar el secreto de la inspiración en las estrellas. Ahora sé que me faltaba un telescopio.
La vida es tranquila cuando no te enteras de la desgracia. La desgracia no sirve si no te enteras de nada. No quise que te enteraras de lo que pasaba entre tu amiga y yo. Ni siquiera supe lo que estaba haciendo. Nunca sabes lo que haces, pareces un niño, no voy a estar siempre a tu lado, dijiste la última vez. Siempre supiste lo que iba a pasar, por eso me enamoré de ti, por que somos diferentes.
Me llamaron de la editorial ayer, están pidiendo los trabajos atrasados que debía entregar hace un mes. No tuve corazón para decirles que no los hice, así que le conteste de la peor manera al jefe a ver si me despedía por cuenta propia. Dio resultado, te hubieras reído de lo que dije. Estaba ebrio, sigo ebrio es decir. Ojalá pudiera contarte para que rías conmigo.
No fui a trabajar, me acordé que ya no tengo trabajo. Me he quedado tendido en la cama con el edredón azul y blanco, (tus colores favoritos) que me regalaste y no quisiste llevar contigo. Ahora, cuando no tengo más remedio que dormir solo, me acuesto temprano para soñar que el edredón se convierte en tu cuerpo y me abraza para no tener frío. Te hubieras llevado el edredón, hace cinco minutos lo quemé.
Me enteré que hoy te casas con alguien que no soy yo. He estado tomando toda la tarde a tu nombre, a mi nombre, a nombre de lo que tuvimos. Estoy ebrio y sigo parado en la puerta de la fiesta, donde celebras tu felicidad. No me han dejado entrar, están en su derecho. Estoy en mi derecho de orinar donde quiera, así les he dicho a los miembros de seguridad que ahora me sujetan de los brazos y me hacen volar sin alas.
He brindado toda la tarde por la luz del antro donde te conocí. Así comenzaba, así comienza el poema que te iba a regalar. Es verdad, que ahora, después de tiempo, he regresado al lugar donde te conocí. Hubieras ido conmigo, esta igualito el “Sunhome”, si hasta me he sentado en la misma mesa pintada a mano con un diseño de ángel que, decías, era tuya.
He brindado por muchas cosas hoy día. Por ejemplo, a las tres de la tarde, brindé por el foco del poste que está cerca de tu casa y que nunca enciende. Hice esfuerzos por acostumbrarme a verte, ahora sí, ahora no, según el capricho de la luz, pero no pude. Un día de estos me voy a vengar de él. He estado entrenando y se que una piedra bastará para apagar definitivamente ese ojo tuerto de luz.
Dije salud, por el día en que me dijiste sí, queriendo decir no. Ahora sé que quisiste decir no. No hubo falta de explicación, por que las explicaciones únicamente sirven para aplazar la agonía. Te confundiste, pensaste que era mejor persona, todos nos equivocamos, no te culpo. Fui mejor persona, sí. Por eso no dije nada cuando tu mejor amiga quiso salir conmigo.
He perdido el trabajo que tanto odiabas. No asistí a trabajar hoy. Nadie puede trabajar con una mala noticia a cuestas, y cuando me enteré, decidí acabar con todo lo que me unía a ti. Ser escritor no es una profesión, decías cada vez que me encontrabas tendido boca arriba en el jardín tratando de encontrar el secreto de la inspiración en las estrellas. Ahora sé que me faltaba un telescopio.
La vida es tranquila cuando no te enteras de la desgracia. La desgracia no sirve si no te enteras de nada. No quise que te enteraras de lo que pasaba entre tu amiga y yo. Ni siquiera supe lo que estaba haciendo. Nunca sabes lo que haces, pareces un niño, no voy a estar siempre a tu lado, dijiste la última vez. Siempre supiste lo que iba a pasar, por eso me enamoré de ti, por que somos diferentes.
Me llamaron de la editorial ayer, están pidiendo los trabajos atrasados que debía entregar hace un mes. No tuve corazón para decirles que no los hice, así que le conteste de la peor manera al jefe a ver si me despedía por cuenta propia. Dio resultado, te hubieras reído de lo que dije. Estaba ebrio, sigo ebrio es decir. Ojalá pudiera contarte para que rías conmigo.
No fui a trabajar, me acordé que ya no tengo trabajo. Me he quedado tendido en la cama con el edredón azul y blanco, (tus colores favoritos) que me regalaste y no quisiste llevar contigo. Ahora, cuando no tengo más remedio que dormir solo, me acuesto temprano para soñar que el edredón se convierte en tu cuerpo y me abraza para no tener frío. Te hubieras llevado el edredón, hace cinco minutos lo quemé.
Me enteré que hoy te casas con alguien que no soy yo. He estado tomando toda la tarde a tu nombre, a mi nombre, a nombre de lo que tuvimos. Estoy ebrio y sigo parado en la puerta de la fiesta, donde celebras tu felicidad. No me han dejado entrar, están en su derecho. Estoy en mi derecho de orinar donde quiera, así les he dicho a los miembros de seguridad que ahora me sujetan de los brazos y me hacen volar sin alas.
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